No solo el oxígeno es bueno para tu cuerpo, aunque no lo creas el CO2 puede hacer maravillas en ti con la carboxiterapia, una técnica que consiste en la aplicación subcutánea de dióxido de carbono medicinal de alta pureza.
El uso de dióxido de carbono con fines terapéuticos es utilizado desde 1930 en los termales de Royat, Francia, donde se demostró que la aplicación de aguas termales ricas en CO2 aumenta el flujo sanguíneo a nivel subcutáneo y muscular, permitiendo tratar con efectividad varios tipos de afecciones circulatorias.
Desde entonces se han realizado múltiples investigaciones para poner al alcance de todos las propiedades curativas de las aguas termales. Uno de los resultados de estas investigaciones es la carboxiterapia.

¿Qué es la carboxiterapia?
La carboxiterapia consiste en la aplicación de CO2 medicinal de alta pureza, suministrado por debajo de la piel.
La administración se efectúa con un aparato especializado, capaz de distribuir el anhídrido carbónico medicinal en estado gaseoso, que se encuentra de forma estéril dentro de tanques de acero, a una presión y temperatura constante durante un tiempo determinado.
¿Para qué se utiliza la carboxiterapia?
Es un tratamiento utilizado en pacientes con síntomas de insuficiencia arterial, con o sin molestia de los tejidos o ulceraciones. Está indicado en:
- Medicina cosmética: Rejuvenecimiento, flacidez, cicatrices, irregularidades de la piel, acné, ojeras y bolsas perioculares.
- Dermatología: Psoriasis, acrocianosis, úlceras varicosas.
- Cirugía plástica: Pre y pos operatorio de injertos, pre y posoperatorio de
- lipoescultura.
- Medicina estética: Celulitis, eliminación de grasa localizada, lipomatosis
- Medicina deportiva: Dolor.
- Urología: Disfunción eréctil.
- Flebología: Ulceras varicosa y arterial.
- Angiología: Arteriopatía periférica y microangiopatía.
- Reumatología: Artritis aguda.
¿Cómo funciona en mi cuerpo?
El CO2 se aplica a nivel hipodérmico y desde allí se difunde a la micro circulación con un doble efecto. En principio, ocasiona la vasoconstricción al ingresar a los glóbulos rojos y desplazar al oxígeno.
El organismo detecta la falta de oxígeno y en respuesta estimula al sistema nervioso simpático, aumentando los niveles de adrenalina, noradrenalina, angiotensina y otros péptidos en la sangre, provocando una vasodilatación capilar, e incluso la apertura de capilares cerrados o la generación de nuevos capilares.
Como resultado, aumenta la cantidad de O2 en la zona tratada y se estimula la producción de otras sustancias como colágeno y elastina. Además, al realizar la infiltración en forma gaseosa, la presión consigue romper las capas celulosas de la grasa favoreciendo una restructuración del tejido y una estimulación del sistema linfático.

¿Qué contraindicaciones puede tener?
La carboxiterapia ha demostrado no desencadenar reacciones de hipersensibilidad o ser tóxica a dosis altas. Sin embargo, como estamos hablando de un tratamiento cuya acción se refleja directamente en la circulación sanguínea, hay ciertas afecciones ante las que se encuentra contraindicado. Estas son:
- Antecedentes de infarto al miocardio (IAM)
- Anginas inestables
- Insuficiencia cardíaca crónica
- Hipertensión arterial
- Tromboflebitis aguda
- Infecciones localizadas
- Epilepsia
- Embarazo
- Insuficiencia renal y respiratoria.
¿Cuántas sesiones se necesitan?
Los efectos biológicos inician alrededor de 30 minutos después de su aplicación y se prolongan por 24 horas, generándose cambios permanentes en la piel y el tejido celular subcutáneo.
La cantidad de sesiones necesarias dependerá de la condición que se vaya a tratar, por ejemplo:
- Celulitis: 15 a 20 sesiones.
- Flacidez cutánea: 10 sesiones.
- Reducción de medidas: 15 a 20 sesiones.
- Estrías: 15 a 20 sesiones.
Se puede emplear como tratamiento único, o combinado para potenciar los beneficios de otras técnicas como cavitación, radiofrecuencia y electroestimulación.